Es tiempo de sentir su aroma y verlo rodeado de polinizadores al aromito (acacia caven)

Mariana Acosta lo ha escrito así:
Justo había nacido en la esquina de un viejo barrio.
Había tenido la suerte que una lluvia arrastrara
Su semilla madre por la huella de una zanja.
Había crecido solitario, protegido por unos pastos.
Sus espinas eran un problema, no podía remediarlo.
Una especie nativa, del pastizal entrerriano
Lleno de espinitas crecía, aunque lo hacía en solitario
Hermosas eran sus florcitas, amarillas muy fragantes
Aromito le decían, por su perfume embriagante
Justo había crecido, en la esquina de un barrio.
El cordón cuneta, el alumbrado,
lo habían sacudido un poco, se salvó de milagro.
Detrás de él había un terreno, aun no edificado
Un baldío tupido, de hierbitas de campo.
En días de verano, cuando el sol ya estaba bajo
Las luciernas bailaban, iluminando su paso
El barrio fue creciendo, miles de personitas saltando
Lo cruzaban todos los días, por la esquina del barrio
Cierto día un señor, vestido de cuello alto,
se acercó a mirar el baldío, le puso un cartel bien alto.
Varias personas pasaron, pararon sus autos
Algunos bajaron y midieron, a lo ancho y a lo largo
Cuando florecer podía lo hacía con todas sus fuerzas
Llamar la atención quería y con su perfume
Alargar su vida.
Mi follaje es pobre y encima con espinas
Pero alimento orugas de mariposas saltarina
Ojalá quien se adueñe del terreno, le sirva mi estampa
No soy un timbó, ni un lapacho pero mi floración encanta.
Los nativos entrerrianos
Nacemos con desventaja.
Pasamos desapercibidos
Pues somos de estatura baja.
Un aromo, un tala, una cina cina o un ceibito
aguantamos la sequía, por eso somos bajitos.
Ojalá me dejen vivir. En esta vereda de barrio,
Anticipar primaveras, en agostos cantados.