Pensar nuestro territorio soberano nos remite a revisar su historia dado que nuestro país se caracterizó por tensiones e inestabilidad política que la ha llevado a tener gobiernos militares, que los caracterizó por resolver los problemas geopolíticos de manera armada.
Se pueden realizar distintas analogías con todo lo sucedido en América Latina sin embargo, situémonos en nuestro territorio.
La Patagonia y todas las islas del Atlántico sur son las más vulnerables en toda la extensión respecto de la soberanía nacional por la poca densidad de población, los extranjeros que habitan el lugar y por la riqueza que atrae a buques que pescan de forma ilegítima.
Las tensiones con Chile resuelta con demarcación de límites geodésicos o naturales hacen de nuestras fronteras un vivir hacia adentro.
Desde la mirada de la frontera geoambiental debemos pensarlas a futuro por la riqueza que contienen y que no han sido explotadas o explotadas inadecuadamente. Este repaso hace configurar a los intereses nacionales en proyección hacia lo externo, es decir, al futuro de lo que la naturaleza nos proveyó y que es codiciado como el agua dulce de los hielos continentales.
El nuevo mapa a diferencia de otros proyectos nuestra lo que debemos cuidar y que por ende nos pertenece, más aún, el condicionamiento internacional que siempre ha sesgado a la Argentina queda de lado para pensarnos desde lo social, lo económico y lo político.


Bibliografía consultada:
http://sedici.unlp.edu.ar/bitstream/handle/10915/58250/Documento_completo.pdf-PDFA.pdf?sequence=1&isAllowed=y